1.9.11

Bicicleta bicicleta bicicleta

Hoy he estado paseando, y ha sido magnífico.

El bosque está aquí, cerca de casa, y tiene árboles altos de troncos gruesos y medianos. Más que un bosque es un paseo, con vegetación a ambos lados del carril de bicicletas. Recorre el mismo camino que uno de los canales del río, así que hay agua a uno de tus costados siempre. Como vivo al sudoeste, he absorbido los últimos rayos que le tocaban hoy a Nimega. El sol estaba bajo, no quedan muchos minutos de luz, pero aún no atardecía. Estaba a la altura perfecta, esa que le hace parecer un astro enorme y hace que lo sientas caliente sobre la piel. Se reflejaba en el canal y ondeaba con la corriente.

Ya hace frío, y con la velocidad de la bici aún más. El pelo me ondeaba hacia atrás y el viento se me ha colado por detrás de las orejas. Madre mía, que frío.
Al principio me ha parecido una lástima haberme dejado la cámara en mi habitación, pero luego he pensado que no habría sabido plasmar el momento en las fotos y eso me habría arruinado un poco el paseo. Y justo en ese momento se ha puesto a sonar Angie y he empezado a cantar. Mientras pedaleaba me las he ingeniado para pelar una mandarina con una mano y un poco de ayuda de la otra. Estaba muy dulce y tenía pipos gordos que he podido escupir en dirección al río.

Había ya muchísimas hojas amarillas en el suelo.

Y hay más, pero eso para otro día.

Echo de menos Madrid.

3 comentarios:

  1. Bonita postal holandesa :) pero es trampa. No vale escribir sin comentar la entrada anterior!!
    Esta semana skypeamos.
    un beso muy grande

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  2. Me encantan esos momentos que se graban en la memoria. A veces viene bien no tener cámaras :)
    Espero ese más que te guardas.
    Un abracito abulense de los últimos

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  3. Qué bonito, Andrea :) Disfrútalo que Madrid estará siempre ahí! :***

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